¿Cree que son necesarios cambios sociales ante la llegada y el impacto de nuevas tecnologías, como las redes sociales, a nuestras vidas?
La transformación social que ha producido la globalización es un efecto directo de las nuevas tecnologías. El sistema legal del mundo debe redefinirse para hacernos cargo de un planeta conectado. Es quizá el desafío más urgente e importante de los tiempos actuales. Este es un ejemplo; el otro es la educación. La idea de los campus físicos y del aula cerrada en el espacio y el tiempo puede estar tan en crisis como el formato papel para el libro.
¿Cuáles son los principales que plantea ante la llegada de la robótica a nuestras vidas?
Tengo la impresión de que la robótica en un sentido muy amplio va a ser el entorno técnico del tiempo futuro cercano, en el mismo sentido que la digitalización ha definido nuestro presente. El problema principal que se nos plantea es redefinir la noción de control sabiendo que muchas formas de control las transferimos a los dispositivos técnicos. El sistema de regulación legal tendrá que repensarse las nociones de responsabilidad para hacerse cargo de estos nuevos entornos.
¿Puede un robot llegar a pensar y razonar como una persona?
No sé si tiene sentido ni interés que un robot piense y razone como una persona. Yo creo que lo importante es que piense y razone como un robot inteligente. Sería terrible tener a un robot doméstico controlando nuestra casa con la inteligencia de un niño de tres años, y sin embargo sería un logro técnico. Como investigación teórica, yo creo que podemos tomar las funciones humanas, todas, como tests y modelos para la construcción de robots, e incluso podemos plantearnos construir androides para ciertos propósitos, pero ¿es interesante construir personas? La ciencia ficción ha considerado mucho estas cuestiones, pero me parece que la discusión está en otro lado, en la distinción entre robótica de investigación y robótica de aplicación.
Y en el futuro, si la Inteligencia Artificial dotara a los robots de cierta autonomía, ¿en qué papel quedaría el hombre? ¿Cuál sería su función?
La IA ya ha dotado a los robots de autonomía. No funcionaría el mundo si no fuera así. Las redes eléctricas, la telefonía e incluso la bolsa ya no funcionarían sin “robots” (en un sentido aquí un poco metafórico) que usan programas de Inteligencia Artificial. La función es precisamente crear entornos seguros y protegidos contra la estupidez y los errores humanos. El lugar de los humanos es el de siempre: se readaptan y reconfiguran en estos entornos. ¿Dónde queda el conductor de un automóvil ahora que lleva máquinas que son casi robots? Bueno, pues sigue siendo el conductor, incluso si el automóvil no necesitase un control de conducción en cada instante.
¿Hasta qué punto puede cambiar la figura del robot la autopercepción del hombre?
Es muy interesante pensar en esta posibilidad. Yo creo que estamos ya rehaciendo nuestra imagen. Pero tal vez debemos pensar en qué tipo de robots son los que van a producir más impacto sobre nuestras vidas. Yo me atrevo a pensar que van a ser, por un lado, los macrosistemas de control y, por otro, los microrobots de la vida cotidiana y el cuerpo. Pero no sabría decir mucho más aparte de hacer ciencia ficción. Creo que la idea, como dije antes, va a ser en la línea de redefinir control y responsabilidad.
¿Qué puede aportar la filosofía y el humanismo a la robótica?
Como en otros campos, la filosofía comienza cuando el trabajo fundamental ya está hecho: muy poco en lo que respecta a la investigación; mucho en lo que tiene que ver con el análisis conceptual, el examen de los aspectos finos de la interacción con los humanos y la sociedad, y en cierta forma contribuye, si creamos lugares de conversación, a crear una visión más reflexiva sobre lo que se está haciendo. De hecho, muchos filósofos han participado en el desarrollo de la robótica contemporánea, como Daniel Dennett, de la Tufts University, entre muchos otros.