Existen poderosas razones evolutivas para que seamos envidiosos. Eso es lo que se desprende de un estudio realizado por un investigador de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), que analiza las causas y consecuencias económicas de la envidia.
El uso de técnicas experimentales en Economía en los últimos años ha permitido descubrir evidencias sobre la toma de decisiones de las personas, que se guían no solamente por su propio beneficio sino también por las ganancias materiales que puedan tener otros individuos de su red social. Por envidia, en definitiva. Pero en este marco investigador todavía había un reto: descubrir el origen evolutivo de la envidia y probar de forma teórica los posibles efectos de la misma en las empresas. Y eso es lo que ha tratado de realizar el Catedrático del Departamento de Economía de la UC3M, Antonio Cabrales, en una nueva investigación, publicada recientemente en SERIEs, la revista de la Asociación Española de Economía.